Bon voyage mamie

Aquellas manos suaves que me extendía, cuando de pequeña tropezaba,
esas manos que tostaban el delicioso café; sabor que aún recuerdo...
y ni hablar del delicioso queso que hacía y que a pellizcos devoraba.
Pues son las mismas manos que estrechaban a éstas manos que escriben estas letras.
Esas manos tan suaves y blancas como los cartuchos que florecían en la entrada de su casa; 
tan blancas eran que ni el hollín siquiera lograba tiznarlas completamente.
Esas manos que daban un ligero apretón al bajar las escaleras, y que lucían vanidosamente ese barniz que hacía juego con sus labios...
Echaré de menos esas manos; pero estaré feliz, porque sus manos no solo tocaron las mías, tocaron también mi corazón que las recuerda y las recordará el resto de mi vida.
Mon Mamie

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