Elsa Polindo

Elsa Polindo vive en una casita de campo no muy lejos de la ciudad, es una simpática señora con apenas 65 años de edad, no tuvo hijos ni esposo, su fruta favorita es la manzana, le encantan los postres de frutos rojos, su color favorito es el rojo e incluso viste casi siempre del mismo tono; cada mañana Elsa va a su jardín para rociar sus bellas flores, le gusta hacer contacto con la naturaleza, se le ha visto abrazar los árboles, además gusta alimentar a los patos que visitan la laguna que queda cerca a su casa. Elsa es una mujer tranquila, optimista, es una mujer que posee un noble corazón, jamás se niega a un favor… bueno, excepto cuando se trata de buscar artículos, objetos, en especial prendas de vestir, ya que esto le toma bastante tiempo; de hecho, las pocas veces que se le ha visto con enojo es al realizar dicha tarea y más aún cuando se le menciona que tarda bastante en encontrar las piezas...

Elsa mostró un gesto de desacuerdo, pero no tenía más remedio que ir, no había otra opción. Elsa apresuró el paso y llegó pronto acaso del señor Martínez, y rápidamente ubicó la repisa solo que el único problema era que en esa repisa estaba llena de ropa, había varios calcetines, Elsa comenzó a darse prisa en su búsqueda y no lograba encontrarlo, entonces se llenó de desesperación y comenzó a tirar la ropa, y aún no daba con el calcetín. Mientras tanto pasaba el tiempo y el señor Martínez comenzó a preocuparse, ya el escenario estaba listo y la función comenzaba en contados minutos, pero no había señales de la señora Elsa ni del títere, entonces el señor Martínez decidió regresar a su casa para averiguar lo que estaba sucediendo.

El mes pasado se organizó una fiesta conmemorar el día de los niños, en la que asistieron todos los habitantes del pequeño pueblo, esa tarde fue soleada, los niños e inclusive los adultos repitieron limonada; recuerdo que había música, risas y mucha alegría, Elsa estaba radiante con su vestido rojo, se le veía correr con los niños… ella estaba muy feliz porque además de estar disfrutando la fiesta, ella era la invitada de honor para inaugurar la función de títeres, que habían organizado los padres para sus esposas e hijos; todo iba a pedir de boca, hasta que por descuido uno de los señores olvidó su títere en la repisa de su casa; el señor Martínez pidió el favor a Elsa para que le trajera el títere ya que él se encontraba haciendo los últimos ajustes del escenario. Su casa no estaba muy lejos y Elsa era una mujer de confianza, pero a ella no le agradaba buscar objetos y menos prendas de vestir; se trataba de un títere elaborado con un calcetín rojo…
Al regresar a su casa, el señor Martínez escuchó la voz desgonzada de la señora Elsa…
- ¡Por amor a San Petersburgo, que le está sucediendo señora Elsa!... ¡Se pasó una hora buscando el calcetín rojo!
La señora Elsa se encontraba con la mirada fija en la repisa y había prendas regadas por todas partes.
- Señora Elsa, le hablo a usted, contésteme; ¿Se encuentra bien?
- ¡No, no, no! con exaltación exclama la señora Elsa;
- Por favor reaccione señora Elsa, tranquila, aquí está el títere.
El señor Martínez toma el calcetín rojo y se lo enseña a la señora Elsa,
- No logro verlo, ¿Dónde está?, ¿Por qué no puedo verlo?... ¿Por qué Dios, por qué no puedo apreciar los colores hermosos?, ¿Qué sentido tiene vivir así?
La señora Elsa comienza a llorar...
El señor Martínez angustiado ante la situación, sale en búsqueda de ayuda para calmar a la señora Elsa, tanto así que aquel festín concluyó a los diez minutos y se convirtió en una tarde llena de sorpresas; amargas sorpresas…
Al cabo de media hora la señora Josefina logra aliviar la tensión de Elsa, y salen juntas de la casa. Todos los vecinos aguardaban en la puerta principal, los niños salieron al encuentro de la señora Elsa, le abrazaban, y le preguntaban lo que le había ocurrido, pero la señora Elsa no daba respuesta…
Se oía murmurar la gente de lo que le había pasado,
- “Tal vez es la vejez”, “Debe ser porque nunca se casó ni tuvo hijos”, “No le gusta ser social”, “Está loca” …
- ¡Basta!, ¡Dejen de balbucear!, contesta Elsa.
-El hecho de que sufra de daltonismo no es motivo para tildarme de loca, antisocial. Tal vez cometí un error al tener mi vida personal en total reserva... vivo en este vecindario por más de quince años y jamás mencioné hechos de mi vida íntima hasta hoy:
Soy Daltónica, no puedo distinguir algunos colores, en especial el rojo, y por cierto es mi color favorito, aún lo recuerdo, de niña mi madre me vestía con prendas de ese hermoso tono.
Cuando joven viví en la ciudad y trabajé como diseñadora de modas hasta los treinta años, a esa edad ya estaba a punto de comprometerme con un guapo guitarrista que conocí en una de mis muestras de mis más preciados trabajos; yo era una mujer muy reconocida, estuve en la portada de las revistas más reconocidas por mucho tiempo. Parecía que todo estaba a mi favor hasta que un buen día desperté y no podía reconocer el color de mis sábanas, por un momento creí que estaba soñando; recuerdo que lavé mi rostro varias veces, ese día cancelé mis reuniones y fui a ver al Dr. Charles, mi médico personal, me remitió a varios exámenes con el oculista y posterior a varios estudios me diagnosticaron daltonismo.
Esta enfermedad acabó con mi carrera, caí en depresión, Matt me apoyó en vida, y yo creo que lo seguirá haciendo aún desde el paraíso...
Matt y yo contrajimos matrimonio, para ese entonces mi enfermedad ya estaba comenzando a desarrollarse; pero por fortuna alcancé a terminar mi hermoso diseño; el vestido de novia que quiere toda chica para su boda.
Todo el tiempo estuve bajo el tratamiento de la Dra. Lucy, que me aconsejó usar unas lentes para distinguir los colores, ya lo estaba asimilando; pero los escándalos de la prensa no cesaban y lograron que me alejara del mundo del glamour.
La verdad ya había llegado al éxtasis de mi carrera, y añoraba una vida tranquila al lado de mí amado esposo, él deseaba lo mismo, y entonces decidimos buscar una casita no muy lejos de la ciudad, e invertimos nuestro dinero en una hermosa propiedad, con un jardín lleno de colores y una laguna que queda no muy lejos de la casita, era lo que estábamos buscando.
Matt como lo mencioné; me acompañó en los momentos más difíciles de mi vida, pero no alcanzó a llegar para disfrutar de esa paz que añorábamos…
Falleció de un infarto; recuerdo que desperté esa mañana y Matt no respiraba, no alcanzó siquiera a decirme buenos días… eso fue hace tiempo, solo diré que me acompañó los mejores veinte años de mi vida, los otros quince años los he pasado en este hermoso lugar junto con ustedes mis buenos vecinos.
Hubo un silencio y llanto de algunos vecinos; la mirada del señor Martínez estaba perdida, esa tarde estuvo llena de alegrías y tristezas…
Al anochecer los vecinos adornaron la casa del señor Elsa con lamparillas de colores y le dedicaron serenata, le degustaron con los más exquisitos postres y le tejieron un hermoso abrigo color rojo.
Durante unos meses la señora Elsa estuvo acompañada todo el tiempo, de hecho, los niños se quedaban en su casa para hacer pijamadas...
Desde esa noche, la señora Elsa tomó el hábito de contemplar las estrellas desde el balcón de su casita, y una noche vio una estrella fugaz; Elsa pidió un deseo, luego se metió en su cama hasta quedar profundamente dormida.
A la mañana siguiente, Elsa despertó en un hospital, estaba sorprendida, de repente a su derecha estaba Matt...
- Matt, cariño, ¿Qué haces aquí?
- ¡Ha despertado, es un milagro!
La vida me ha dado una doble felicidad, ha despertado mi inspiración; pensé que te marcharías para siempre...
- ¿Marcharme?
-  Aún no conoces a nuestro pequeño hijo,
- ¿Hijo?
Elsa, aún más sorprendida, comienza a agitarse, se preguntaba por qué estaba ahí, cómo es que ella aún estaba joven y cargando a su hijo junto a Matt…
Matt le responde:
- Cariño has despertado de un coma de dos días, estuviste en trabajo de parto… pensé que te iba a perder, pero la vida me ha dado una oportunidad.
Elsa estaba confundida, ya que aún venían recuerdos en su mente de la extraña visión que tuvo en su coma, como si hubiera vivido todo ese tiempo; sin embargo, comenzó a recordar esos momentos del parto y angustia antes del coma, pero ahora ya había despertado todo ha vuelto a la normalidad.
Tiempo después, Elsa y Matt estaban instalados en la casita de la que había habitado en sus sueños, de hecho, la vecindad organizó la bienvenida a la nueva familia.

Elsa veía los hermosos colores del paisaje campestre, veía el color de las rosas rojas…
-Ha sido un sueño todo esto...era como la recopilación de mis pesadillas…
Matt responde:

-Cariño, a veces la vida te pone a prueba, como nos puso a nosotros, yo en mi angustia de perderte y tú a través de las vivencias de tus pesadillas; pero, aunque creas que la vida se torne blanco y negro, recuerda que tu alma está llena de vida, los colores de tu alma impedirán que la oscuridad se apodere de tu ser...
Durante la celebración de bienvenida, la comunidad había preparado una presentación con títeres; Matt estaba con el niño viendo los regalos que le habían dado como obsequio y Elsa miraba con alegría las flores, entonces el señor Martínez se acerca a Elsa:
-Señora Elsa, usted me podría hacer el favor de traerme el títere que dejé sobre la repisa de mi casa, se trata de un calcetín rojo, es que me encuentro acomodando los asientos del escenario.
Atónita ante la situación, la señora Elsa responde:
-No se preocupe señor Martínez, yo le ayudo acomodando los asientos, es un buen ejercicio para fortalecer los músculos, por favor vaya usted mismo por el calcetín rojo… digo, por el títere, no vaya a ser que me pase una hora buscándolo.
Foto. A. Ch.

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