Dilo como quieras...¡Pero dilo!

Borges quería confesar su amor a su doncella, pero no encontraba la forma, pues a pesar de ser un tipo buen mozo, era extremada e irremediablemente tímido; de manera que acudió a sus dos y únicos amigos.

- Amigos míos, os he reunido en mis aposentos para platicarles una situación que me agobia…Como bien saben, amo a Bochica más que al chorro y le quiero confesar mi amor, pero me apena, pues no tengo el coraje, ni las palabras para hacerlo. Por tanto, acudo a ustedes, hermanos míos: ¡Ayudad a este viejo amigo!

De pronto un silencio se apoderó de la habitación, luego acercándose a Borges; quien lloraba como niño chiquito, acercándose lentamente sus amigos, tras ser conmovidos ante tal situación, hasta que decidieron ambos, interceder en el acto, para apaciguar la melancolía; cada uno con una bofetada.

- No lloréis más, dijo Ramón acercándole un pañuelo.
- Tenemos la solución tío, dijo Joaquín hurgándose la nariz.
- ¿Y cuál es la solución?, secándose las lágrimas pregunta Borges.
- Tú solo has caso, que vuestros amigos te guiarán por el camino para el reencuentro con tu Dulcinea.

Así que nuestro querido Borges atendió el consejo de sus leales amigos y esa noche vistió el mejor atuendo y llevó consigo un hermoso ramo de rosas.

La estrategia de estas dos personas consistía en escribir pequeñas notas, para que su amigo Borges las entregara a su amada Bochica; quien, sabiendo la debilidad de Borges, las leería en voz alta, con el fin de romper la tensión; ya que ambos compartían el mismo sentimiento.
La noche era estrellada y la luna, llena; y Borges tomando a su amada de la mano, entregó la primera nota, escrita por Ramón, la cual decía:
- “Eres tan esbelta y seductora, como jardín de rosa”
Y Bochica se ruborizaba ante tal lectura.
Pero Joaquín no se quedaba atrás…
- “Me encantas, aunque estés algo choncha”
Ahora esas mejillas ruborizadas se habían enrojecido…pero de ira; sin embargo, continuó la lectura, tomando la siguiente nota:
- “Eres sinónimo de belleza”
Bochica emocionada se recuesta en el hombro de Borges, quien reacciona ante tal afecto…
Y la lectura continúa, esta vez, con palabras de Joaquín…
- “Ese brasier que traes puesto es tan tentador, como la fritanga que venden en la esquina”
Esta vez Bochica reacciona con un empujón muy brusco y Borges muy asustado, entrega la siguiente carta:
- “Sé que ésta no es la manera más adecuada para decirte que te amo”  
Bochica, sorprendida, queda sin palabras por un segundo, luego abraza a Borges, y éste entrega el hermoso ramo de rosas; sin darse cuenta, entregaba también la última nota que decía:
- “Te amo Sofía”
Al leer estas palabras, la figura estilizada de nuestra querida Bochica se deforma como un animal primate, y se abalanza a Borges, golpeándolo con el hermoso ramo…
- ¡Eres un maldito sucio degenerado atrevido hereje!
- Me marcho… ¡Toma tus cochinas cartas!
Bochica arroja las cartas al suelo y Borges, quien alarmado ante la situación declama:
- Bochica, eres la mujer de mi vida ¡Te amo! Todo esto es un malentendido… Como bien sabes, soy muy tímido, y no tenía el coraje para confesarte mi amor, hasta ahora; acudí a vuestros amigos, quienes idealizaron todo este plan…A propósito, la última nota es del malvado Joaquín… ¡Luego me las pagará! Perdóname por hacerte pasar un mal momento; pero es que solo tu presencia me deja sin aliento...
Bochica se mostró muy ajena antes las palabras de Borges, pero poco a poco fue cediendo.
- Está bien Borges, te perdono; yo también te amo… y a propósito, dile a tu querido Joaquín que más tarde saldaré cuentas con él...  
Las campanas de la iglesia marcaban las doce de la noche, cuando estos amantes confesaron su amor bajo el velo de la luna llena.

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