Capricho no. 1

Extraño los gruñidos de tu cigarra afinada de sensual figura gimiendo notas como una pervertida...
extraño también el olor de tu repisa polvorienta 
y de tu antigua sabiduría que coleccionas... 
y por supuesto extraño 
cuando me dices, ¿Quieres ver la madrugada?

Extraño también esos pocillos tan fríamente calculados
con amargo café;
extraño también esos pequeños hoyuelos de tu cama que tallan mi espalda tras la danza de caricias que se vienen densamente con ese olor que da risa.
¡Eso es lo extraño!
y más extraño aún...
Es...
Que...
Te...
Extraño...
Te extraño como jamás había extrañado a alguien antes...
y me agrada.

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