Entonces, es decir, entonces

Nuestro encuentro estará a la deriva,
anticipas tus viajes, anticipas tus citas
quizás un encuentro, ya tengas a la mira
Entonces, es decir, entonces,
¿Qué haré yo? ¿Qué harás tú?
Si en el ayer habéis cultivado margaritas,
joviales botones de azucenas y jazmín;
habéis cosechado, habéis consumado
y seguís consumiendo...
Qué harás pues con el fino cactus de diferente jardín,
que inhóspitamente vino a tí.
Aquel cactus que solitario vagaba
en la penumbra de su desierto,
con la certeza de hallar el oasis de su vida,
para ahogar sus penas y renacer en armonía.
¡Oh sorpresa! ¡Quién diría!
esas finas púas al fin cederían,
ante tal llanero solitario que impetuosamente atravesó sus espinas,
para descubrir su más preciado secreto,
que con sigilo vigía.
Y lo habéis logrado, lo habéis conseguido,
lo habéis consumido y seguís consumiendo...
Probaste mis aguas, aquellas que resguardaba,
aguas remotas, exquisitas algo exóticas;
aguas preciadas, para el oasis de mi vida.
Serás tú acaso, alma mía
por quien apaciguaría mis espinas
regalaría una hora de mi tiempo,
cada mañana, todos los días
mientras que te lleno de versos,
sosego tus desconciertos
y entre tanto,
nos fundimos a besos.
Serás tú acaso, vida mía
el oasis de mi armonía.
Entonces, es decir, entonces,
¿Qué haré yo? ¿Qué harás tú?
Seguirás de romance en romance
entre botones de amapola y jazmín;
ante todo la franqueza,
decidme pues, antes que anochezca,
pues entre más oscura es la noche,
más cerca es la francesca.
Oct/16/2018
Foto. A. Ch.

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